ALUMNES QUE TREBALLEN AMB LA TECNOLOGIA O ALUMNES QUE L'APRENEN?


Tots els professors que hem estat a les aules ensenyant les tecnologies a l’alumnat, i hem tingut interès en que les aprenguin amb sentit i profunditat, hem pogut apreciar que aquest aprenentatge no és fàcil del tot.

L’alumnat té tendència a acostar-se a les tecnologies per ell mateix, evidentment no pot ser d’altra manera, és la tecnologia de la seva generació, hem d’esperar que això sigui així. Però amb això no n’hi ha prou. Li cal ensenyament inicial, rigor i seguiment.

Quan a l’alumnat se li dóna pautes, rigor, maneig en l’ús de les tecnologies, sentit crític i estètic, sorgeix un agraïment profund i una especial relació professor/ alumne que esdevé una de les millors recompenses de la nostra professió. Per contra, quan això no existeix, sovint es manifesten sensacions i expressions de  frustració per part de l’alumnat, i això sol anar acompanyat d’un ús superficial, empobrit i tímid de la tecnologia més elemental, fet del qual l’alumnat en pot ser conscient, o no.

Últimament, en alguns cercles docents més reticents a les tecnologies, he sentit un argument tenyit de justificació que diu: bé, els nostres alumnes hi treballen, amb la tecnologia digital. Hi treballen ells, això és tot.

I a això no s’hi val. No hi ha compromís. No hi ha acostament. No hi ha rigor. En definitiva, no hi ha escola.

El compromís vol per part del professorat treball i actualització constant, dedicació. El demés és allunyar-se de l’alumnat, donar-li l’esquena i deixar-lo sol.

EN LAS AULAS


Una de las alumnas que tuve en mi último workshop sobre creatividad vectorial me comentaba que iba a usar el programa Illustrator para pensar sus pinturas, las pinturas que venia haciendo con sus técnicas tradicionales. Es cierto que sus pinturas ofrecen una estética muy propicia para ser trabajada desde el ordenador. Se había dado cuenta que el ordenador le ayudaba a pensar con tranquilidad, que le permitía decidir, seleccionar, analizar y cambiar. Una vez pensado en el programa, decía, ya veré si lo imprimo desde el mismo programa o si me sirve de esbozo para las pinturas.
Me alegré de oír de alguien esa iniciativa, el hecho de usar la máquina como ayuda para el pensamiento, incluso de esbozo.
Venimos oyendo que el ordenador nos quita el concepto, no nos deja pensar, y nada más lejos de la realidad, creo que entender el trabajo digital es en parte darse cuenta de ello.


Nuevo curso que daré en la Asociación Profesional de Ilustradores de Cataluña (APIC) sobre Ilustración Digital vectorial.









ILUSTRACIÓN DIGITAL, TIEMPO Y PACIENCIA

Hay una historia sobre el bambú japonés que me recuerda mucho el aprendizaje sobre ilustración digital. El aprendizaje a fondo, el que nos enseña a usar el ordenador para sacar de él la creatividad y no solamente la producción mimética o retoque, es largo. Hace falta tiempo, paciencia y trabajo para que florezcan los resultados, pero cuando éstos aparecen, el estilo del ilustrador puede crecer de manera considerable.

Esta es la historia:

LA PACIENCIA Y EL BAMBÚ

"Quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones
estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.

Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos, cabe recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro nuestro… Estamos creciendo y madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice".